
Viajar solo: todo lo que necesitas saber para explorar el mundo a tu ritmo sin perder los nervios
Viajar solo no es un acto de valentía ni una prueba de superación personal, es simplemente una de las mejores maneras de hacer lo que te da la gana sin que nadie te juzgue. Si alguna vez has fantaseado con irte a un destino sin discutir itinerarios ni negociar dónde cenar, esto te interesa.
Cada vez más personas están haciendo las maletas sin esperar a que nadie más tenga vacaciones, presupuesto o ganas de sumarse al plan. A diferencia de lo que pasaba antes, viajar solo ya no es visto como un acto de valentía ni como el último recurso de quien no tiene con quién irse, sino como una opción real y cada vez más popular. Según un estudio realizado por MMGY Global, una de cada cuatro personas planeaba una aventura en solitario en 2022. No es casualidad: el teletrabajo y el auge del nomadismo digital, la flexibilidad laboral y el deseo de aprovechar el tiempo sin depender de terceros han convertido esta tendencia en una forma de viajar que pocos abandonan.
No hay una única razón por la que la gente decide hacerlo. Algunos buscan desconectar, otros conocer gente nueva y muchos simplemente quieren evitar discusiones. La cuestión no es si viajar solo es mejor o peor que hacerlo acompañado, sino entender que tiene sus propias reglas y ventajas. Si estás pensando en intentarlo, aquí va todo lo que necesitas saber.
Recuerda: el mayor mito sobre viajar solo es que es una experiencia mística de autodescubrimiento, como si fueras a regresar convertido en un monje zen. La verdad es que depende de cómo lo plantees.
La primera regla para viajar solo: elegir bien el destino
No todos los destinos funcionan igual de bien para un viajero solitario. Hay ciudades en las que perderse es un placer y otras en las que estar solo puede convertir lo que parecía un planazo en una experiencia incómoda. Elegir el destino adecuado es clave para que la experiencia sea un éxito. Las capitales europeas como Lisboa, Berlín o Copenhague son apuestas seguras, con buena infraestructura, transporte fácil y suficientes actividades para no aburrirse. En Asia, Tokio y Bangkok tienen el equilibrio perfecto entre seguridad, oferta cultural y planes donde la soledad no se siente como tal.
Si prefieres un destino de naturaleza, visitar las cascadas de Islandia es una elección de manual: paisajes espectaculares, carreteras diseñadas para un road trip solitario y una sensación de seguridad absoluta. En cambio, si tu plan es disfrutar de la playa, sitios como Bali o la Riviera Maya tienen el aliciente de hostales boutique y retiros donde es fácil conocer gente sin sentirse compeltamente fuera de lugar.
Planifica lo justo, improvisa el resto
La libertad de no tener que consensuar planes no significa que debas llegar sin ninguna idea de qué hacer. Lo ideal es reservar el alojamiento para la primera noche y tener una idea clara de cómo moverte desde el aeropuerto o estación. Una vez instalado, deja margen para la improvisación: decidir sobre la marcha es una de las ventajas de viajar solo.
El equipaje es otro tema clave. La regla de oro es llevar lo necesario sin pasarse. Una maleta pequeña o una mochila de cabina son más que suficientes y te ahorrarán el estrés de cargar con cosas que no usarás. También es buena idea tener un plan B para imprevistos: copias digitales de documentos, acceso a dinero extra y la dirección de un par de alojamientos alternativos pueden ahorrarte problemas.

Comer solo no es raro, solo necesitas cambiar el chip
Uno de los mayores miedos de los que viajan solos por primera vez es sentarse a cenar sin compañía. La realidad es que nadie te está analizando y, en la mayoría de los casos, ni se fijan en que estás solo. Para hacer la experiencia más llevadera, hay trucos sencillos: elegir restaurantes con barra, buscar cafeterías con ambiente relajado o apuntarse a experiencias gastronómicas como food tours o catas. En países con fuerte cultura de street food, como México, Vietnam o Tailandia, la comida callejera es la excusa perfecta para probar sin necesidad de sentarse a una mesa.
Si lo que te incomoda es no tener algo que hacer mientras comes, un libro o un cuaderno pueden ser grandes aliados. Y si lo que quieres es socializar, simplemente siéntate en lugares con mesas compartidas.
¿Merece la pena viajar solo?
Uno de los mayores mitos sobre viajar solo es que será una experiencia de completa introspección. La realidad es que puedes estar tan solo o tan acompañado como quieras. En la mayoría de los destinos hay maneras de conocer gente sin forzar la situación: desde visitas guiadas y excursiones grupales hasta eventos locales o aplicaciones de viajeros.
Si te llama la atención, pero sigues dudando, la mejor manera de saberlo es probándolo. No hace falta que empieces con una gran aventura a la otra punta del mundo. Un fin de semana en una ciudad cercana puede ser suficiente para descubrir si la experiencia es para ti.
La gran ventaja de viajar solo es que todo el viaje gira en torno a lo que quieres hacer, sin concesiones ni compromisos. Si te gusta la sensación de libertad y el lujo de diseñar cada día a tu antojo, hay muchas posibilidades de que repitas. Y si no, al menos habrás vivido una experiencia diferente.

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