
Inhotim, la galería al aire libre más grande del mundo
Escondido en un paraje remoto del interior de Brasil, hasta ahora era difícil disfrutar de este paraíso en el que no había un buen hotel cercano donde alojarse. Con la apertura de Clara Arte todo todo ha cambiado.
Brasil, a pesar de su enorme tamaño y diversidad –o quizás justo por eso– sigue siendo un gran desconocido para muchos. Inhotim, por ejemplo, aunque constituye uno de los destinos más alucinantes de América del Sur, rara vez se escucha fuera de los circuitos internacionales del arte contemporáneo.
Discretamente ubicado en las afueras de la pequeña ciudad de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais, es a la vez jardín botánico e inmenso museo de arte, y reúne cultura y naturaleza en una convergencia espectacular. Con una extensión de 140 hectáreas, conforma el espacio de arte al aire libre más grande del mundo.
Es la creación del coleccionista de arte Bernardo de Mello Paz, que hizo su fortuna con la minería. Durante los primeros años fue un refugio privado para él y sus amigos, pero en 2006 se abrió al público y los primeros visitantes quedaron asombrados. Y no es para menos. Las galerías que albergan parte de la enorme colección de arte moderno brasileño e internacional de Paz se encuentran dentro de una reserva natural con 4.300 especies de plantas tropicales.
Pinacoteca multicultural
Las 24 galerías del museo, escondidas entre la vegetación tropical o en pintorescos entornos entre lagos, abarcan una gama de estilos arquitectónicos, desde búnkeres de hormigón y graneros con techo de teja hasta el hangar de acero oxidado del fotógrafo Miguel Rio Branco, que evoca el casco sombrío de un barco esclavista.
Aquí se pueden contemplar esculturas, instalaciones y propuestas de fotografía y vídeo de altísima calidad, tanto que bien podrían colgar de las galerías más destacadas de Nueva York o Basilea. Entre las visitas más interesantes se encuentran el enorme tractor de Matthew Barney, poderoso alegato contra la deforestación, y una nueva galería, inaugurada en julio de 2023, dedicada a la artista multimedia japonesa Yayoi Kusama.

También son destacables las piezas al aire libre, como la sala de vidrio de Dan Graham o el gigantesco caleidoscopio ‘Viewing machine’, de Olafur Eliasson. La visita a este lugar mágico también supone un curso intensivo de arte brasileño de los siglos XX y XXI, que cuenta con nombres tan relevantes como Lygia Pape, Helio Oiticica, Cildo Meireles o Adriana Varejao.
Cuando se abra dentro de poco el aeropuerto nuevo planeado para la ciudad industrial de Betim, a solo media hora en coche (el de Belo Horizonte está a más de dos horas), Inhotim se sumará a las ciudades coloniales de Ouro Preto y Tiradentes para colocarse entre uno de los destinos top de Minas Gerais. Quizá haya llegado el momento de prestarle más atención a este maravilloso enclave que parece de ciencia ficción.
Dormir entre vegetación
Si la remota ubicación de Inhotim, en el interior profundo del país, ayudó a forjar la leyenda que siempre le ha rodeado, también supuso un gran problema logístico. Por allí no había buenos hoteles, por lo que los visitantes se veían obligados a visitar el inmenso museo en un solo día antes de hacer el largo viaje de regreso (más de dos horas) a Belo Horizonte, capital del estado.

Paz había soñado durante mucho tiempo con un alojamiento dentro del parque y lo comenzó a construir en 2011, pero el proyecto estuvo plagado de problemas. Hoy, es ya una realidad: el flamante resort, Clara Arte, ubicado dentro de estos terrenos, le da al parque una nueva dimensión y una mayor accesibilidad.
Detrás está Taiza Krueder, propietaria y gerente de un pequeño grupo hotelero que cuenta con otras dos propiedades, Clara Dourado y Clara Ibiúna, cuya clientela principal son las clases altas de Sao Paulo. Desde el hotel, un camino de piedra conduce a través del bosque y se adentra en el parque como por la puerta trasera. Los huéspedes disfrutan de acceso gratuito, incluso los lunes y martes, que está cerrado al público.
Emplazado en la selva de Inhotim, sus estructuras bajas abrazan una suave pendiente con vistas a una sierra boscosa. 44 bungalós, algunos encaramados sobre pilotes contra la pendiente, se alzan a intervalos entre los árboles. Los interiores, obra de la diseñadora paulista Marina Linhares, canalizan el modernismo brasileño de mediados de siglo (formas curvilíneas, omnipresencia de la madera) al tiempo que conservan características propias (colores neutros, fibras naturales) del gusto de esta creadora de espacios.
A los mandos de los fogones, Leo Paixao, el chef más célebre de Minas Gerais, ofrece un concepto culinario que abarca tanto la cocina tradicional mineira como la brasileña más vanguardista. El lugarteniente de este cocinero, Gabriel Sodré, un joven mineiro que antes estuvo al mando del estrella Michelin Chispa Bistró en Madrid, planea sumar a este espacio un restaurante gastronómico donde exhibir su versión personal de la fusión japo-brasileña.
TURIUM TIPS
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