
Este es el pueblo vasco donde mejor se come: tiene vistas al mar, playas kilométricas y restaurantes increíbles
Zarautz es la combinación perfecta entre surf, gastronomía y lujo relajado. Si buscas el mejor pescado, playas interminables y vistas al Cantábrico mientras comes, este es tu destino.
Si la televisión enseñó a media España a cocinar con Karlos Arguiñano, la pregunta es: ¿de dónde ha salido ese amor por la cocina? La respuesta está en Zarautz. Este pueblo costero, de calles animadas y playa interminable, es una oda a la buena mesa y no nos extraña que esté en la lista de los pueblos del País Vasco en los que mejor se come. No hay escapatoria: mires donde mires, hay un asador que huele a brasa, una barra rebosante de pintxos o una terraza donde el txakoli fluye como si no hubiera un mañana.
No es casualidad que Arguiñano haya montado su propio restaurante aquí, en un caserío del siglo XIX con vistas al mar. Es más que un sitio para comer; es una institución. Pero no es el único. En Zarautz, la competencia gastronómica es feroz, y eso juega a favor de quien viene a disfrutarlo.
Entre el Atlántico bramando y las cocinas echando humo, Zarautz, ubicado a 20 kilómetros de San Sebastián y con una de las mejores playas del norte, se ha convertido en un santuario gastronómico con una misión clara: que comas mejor que en ningún otro sitio.
Un paseo entre pintxos y txakolí
Entre plazas con encanto y bares con solera, cada mostrador es una exposición de alta gastronomía en miniatura. Desde la tradicional gilda hasta innovaciones como la tosta de bonito con alioli de ajo negro, aquí se rinde culto al producto y a la presentación sin estridencias.
Y para acompañar, nada mejor que un buen txakolí. Este vino blanco ligero y fresco, con su acidez justa y su toque salino, es el mejor aliado para una tarde de pintxos. La bodega Talai Berri, a las afueras del pueblo, ofrece visitas y catas con panorámicas espectaculares sobre los viñedos que descienden hasta las aguas.

Los grandes templos gastronómicos de Zarautz
Zarautz no sería lo mismo sin sus restaurantes legendarios. El de Karlos Arguiñano es un clásico que nunca falla, con pescados y mariscos tratados con el respeto que se merecen. Si quieres una experiencia más contemporánea, Kirkilla Enea ofrece una cocina de autor con guiños a la tradición vasca, en un ambiente acogedor y sin pretensiones.
Para los que buscan la excelencia en la brasa, el Asador Bedua es una visita obligada. Aunque hay que coger el coche, este templo del txuletón ha enamorado a chefs y gastrónomos de todo el mundo. Carne madurada, una parrilla impecable y un enclave único junto a la ría lo convierten en uno de los mejores asadores de la región.
Si prefieres algo más informal, pero igualmente delicioso, en Salegi preparan unas kokotxas y un rodaballo a la brasa que se justifican por sí solos. Y si después de comer te queda sitio para el postre, busca una buena pantxineta: hojaldrada, rellena de crema y con almendras tostadas por encima.

Playas, surf y mar en el menú
Pero no todo en Zarautz es comer (aunque podría serlo). Su playa de 2,5 kilómetros es una de las mejores del Cantábrico, y también una de las mecas del surf en España. Si te animas, puedes probar suerte con las olas en alguna de sus muchas escuelas o, si prefieres verlo desde tierra firme, el malecón es perfecto para un paseo entre bares y terrazas.
Pero si quieres disfrutar de Zarautz como se merece, el alojamiento también es clave. El Hotel Zarauz, clásico y elegante, es una opción ideal para quienes buscan lo más auténtico. Si prefieres algo más exclusivo, la Casa Rural Jesuskoa ofrece una experiencia más tranquila en un caserío restaurado con mucho encanto.
Para los que buscan lujo moderno, el Hotel Iturregi, en Getaria, pero a pocos minutos de Zarautz, ofrece habitaciones con vistas panorámicas y una piscina infinita rodeada de viñedos.

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