Tróia, el destino secreto para Semana Santa al que vas a querer ir
El puerto palafítico de Carrasqueira. Foto: Troia Resort

El destino secreto para Semana Santa que está muy cerca de España y tiene las playas más espectaculares jamás vistas

Arena blanca, delfines y un puerto que parece sacado de otra época: así es Tróia, el secreto mejor guardado de los lisboetas. Un destino de lujo sin ostentaciones que merece la pena visitar.

Aleks Gallardo | 17 Mar 2025

Parece increíble que a menos de una hora de Lisboa exista un rincón así. Mientras la capital bulle con turistas y tranvías abarrotados, los lisboetas más avezados escapan a Tróia, una península estrecha y alargada pensada para quienes entienden el lujo de otra manera. Aquí no hay grandes avenidas, ni tráfico, ni el bullicio de la ciudad. Solo kilómetros de playa (muchos), un mar cambiante y una desconexión que no necesita venderse con eslóganes.

A pesar de estar tan cerca de la capital de Portugal y sus atardeceres, Tróia ha logrado mantener su espíritu intocable. Quizás porque llegar aquí aún conserva algo de aventura: hay que cruzar en ferry desde Setúbal, lo que filtra el tipo de visitante. O quizás porque su encanto radica precisamente en lo que no tiene: ni grandes complejos turísticos, ni chiringuitos invasivos, ni ruido. Solo el murmullo del Atlántico y la brisa que mueve las dunas.

Tróia: playas de otro mundo y delfines en el estuario

Las playas de Tróia son de esas que te dejan huella. Arena blanca y fina, aguas cristalinas y una extensión tan grande que es posible caminar durante kilómetros sin cruzarse con nadie. En el lado atlántico, la Praia Tróia Mar y la Praia Tróia Gale son las más salvajes, con olas que invitan a jugar y dunas protegidas que recuerdan lo frágil que puede ser un paisaje así.

Si prefieres aguas más tranquilas, el lado del estuario del Sado ofrece una experiencia completamente distinta. Aquí, las playas como Praia Bico das Lulas o Praia Atlântica se ven como lagunas de aguas templadas y mansas. Pero lo más especial de este lado es la posibilidad de ver delfines. La colonia del estuario del Sado es única en Europa y, con un poco de suerte, se pueden avistar desde la orilla o en una excursión en barco.

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Troia, uno de los secretos mejor guardados de los portugueses. Foto: Erik Knoef (Unsplash)

Un puerto que tienes que visitar para creértelo

A pocos kilómetros de Tróia, en la aldea de Carrasqueira, se encuentra uno de los rincones más insólitos de la región: el puerto palafítico de Carrasqueira. No es un puerto cualquiera, sino una estructura de madera construida sobre pilotes irregulares, como un esqueleto de pasarelas torcidas que se adentra en el agua. Aquí, los pescadores siguen amarrando sus pequeñas embarcaciones como lo hacían hace décadas, en un paisaje que parece más propio de un cuento que de la Europa del siglo XXI.

Este puerto es un vestigio de un tiempo en el que la vida giraba en torno a la pesca y el estuario, y sigue siendo un lugar casi mágico para quienes buscan una postal diferente. Al atardecer, cuando el sol se esconde tras las aguas del Sado, el reflejo de las barcas sobre el agua crea una imagen de postal que vale la pena ver en persona.

Alojamientos para todos los gustos

El lujo en Tróia no tiene que ver con la ostentación, sino con la exclusividad bien entendida. El Tróia Design Hotel es la opción más sofisticada, con su spa, piscina infinita y habitaciones con vistas panorámicas. Para quienes prefieren una experiencia más independiente, las Tróia Residence ofrecen apartamentos y villas con acceso directo a la playa.

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Tróia Design Hotel. Foto: Dario Gomes (Unsplash)

La gastronomía también sigue esta filosofía: calidad sin artificios. En Setúbal, a solo un corto trayecto en ferry, se encuentra el mejor pescado y marisco de la región, con restaurantes que sirven el mítico choco frito o lubinas a la brasa. Pero si prefieres quedarte en Tróia, B&G es una apuesta segura, con una carta basada en producto fresco y local.

Para una experiencia más auténtica, el restaurante Sal, en las dunas de Comporta, es un imprescindible. Su arroz de marisco y sus vistas a la playa hacen que el viaje valga la pena. Eso sí, reserva con antelación: este es otro de los secretos bien guardados de la zona.

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Vista aérea de la península de Troia. Foto: Erik Knoef (Unsplash)

Golf, ruinas romanas y excursiones en barco

Aunque el mayor atractivo de Tróia son sus playas, hay otras experiencias que hacen que este destino sea aún más especial. Para los amantes del golf, el Tróia Golf, diseñado por Robert Trent Jones, es una joya con vistas al Atlántico y considerado uno de los mejores campos de Europa.

Los más curiosos pueden explorar las ruinas romanas de Cetóbriga, una antigua ciudad dedicada a la producción de salazón. Los restos de las termas, los mosaicos y los tanques donde se conservaba el pescado cuentan la historia de un puerto comercial que ya en el siglo I d.C. era uno de los lugares clave para la economía de la región.

Y, por supuesto, no se puede irse de Tróia sin hacer una excursión en barco por el estuario del Sado. Además de la posibilidad de avistar delfines, es la mejor manera de entender por qué los lisboetas guardan con tanto mimo este rincón del mundo.

TURIUM TIPS

Llega en ferry desde Setúbal: la mejor forma de llegar a Tróia es en ferry desde Setúbal. Es rápido, cómodo y tendrás unas vistas espectaculares del estuario del Sado.
Explora el puerto palafítico de Carrasqueira: este curioso puerto de madera sobre pilotes es perfecto para fotos increíbles, especialmente al atardecer.
Elige bien tu playa: si buscas olas y arena infinita, ve a Praia Tróia Mar o Gale. Si prefieres aguas más tranquilas, Praia Bico das Lulas es tu sitio.
Haz una excursión en barco para ver delfines: no hay mejor forma de entender la magia del estuario del Sado que viendo su colonia de delfines.