
Qué es el soft travel, la tendencia en viajes que puedes descubrir este verano en uno de los pueblos más bonitos de España
Toca cambiar el chip en lo que a nuestras vacaciones y escapadas se refiere. Olvídate de los acelerados tours y vuelve a lo de antes: lentitud, contemplación, paseos, descanso. Lo llaman ‘soft travel’: viajar, pero suavemente.
En qué momento pasamos de disfrutar de unas vacaciones de holganza y siesta, a embarcarnos en acelerados tours, enfocados en tachar de la lista ciudades, monumentos y hasta países. Cómo no repensarlas, si al volver a casa casi todos sentimos que necesitaríamos de otra semana para descansar de los días que eran, supuestamente, de descanso. ¿De verdad necesitamos sentirnos productivos también en el tiempo robado a lo laboral? La pregunta ya está planteada en TikTok, gracias a una tendencia que gana adeptos: soft travel. De hecho, tiene muchas similitudes con el lujo silencioso y sus paraísos.
Frente a la aceleración de los tours hiper-programados, de las rutas infatigables y de los desplazamientos constantes de ciudad en ciudad, el soft travel propone lentitud. De alguna manera, familiariza a las jóvenes generaciones con lo que las veteranas conocimos en nuestra infancia: las vacaciones en el pueblo. Aquellos largos veranos de paseos, piscina, meriendas y siestas, sin mucho más que hacer que esperar a las fiestas patronales, eran aburridos para los adolescentes, pero una gloria para los mayores. ¿Por qué no volver a ponerlos de moda? Vida de pueblo, del pueblo bueno, como los 13 más bonitos de Portugal.
Es hoy, con nuestras jornadas laborales aceleradas e intensificadas, cuando la salud mental más puede beneficiarse de este soft travel que propone viajar suavemente. La única dificultad que enfrentamos es la de la desprogramación: la expectativa ya no puede estar en consumir experiencias, sino en exprimir un destino mediante la inmersión en la vida local (como si de una visita primaveral a una villa de la Toscana se tratara). De hecho, es importante desplazarse en bicicleta o transporte público y apuntarse a las actividades que disfrutan los locales: sus fiestas tradicionales, restaurantes y cafés, mercadillos y rutas.
Vivir Nerja a pleno sol
El objetivo de unas vacaciones en plan ‘soft travel’ es permanecer en el mismo destino, sin sacar más billetes de avión o tren que los que necesitemos para llegar al mismo. Nerja es una de esas localidades tradicionales, con historia en la cultura pop (fue el plató de la mítica serie ‘Verano azul’) y localizado en el sureste de Málaga, en la comarca de la Axarquía: en plena Costa del Sol. Un lugar ideal para plantearse dos o tres semanas de relax total.
Es importante contratar un alojamiento con suficiente antelación, pues Nerja es un destino de referencia para muchísimos veraneantes. Y tener claro que la actividad fundamental aquí pasa por la playa, los paseos y el disfrute de la gastronomía local. Explorar los arenales próximos ya requiere varios días. Las dos playas urbanas son las del Salón y Calahonda, separadas por un mirador llamado Balcón de Europa, que en la antigüedad era una fortaleza bautizada por Alfonso XII.

La playa de Calahonda, apenas 120 metros, puede ser la más bonita del lugar, con sus barquitas de pescadores y sus casetas pesqueras. Pero merece la pena transitar por el paseo de los Carabineros para llegar a la playa de Burriana, con un arenal de 800 metros, aguas cristalinas y los chiringuitos más animados de la zona. Te costará algo menos de media hora, pero merece la pena llegar a pie en vez de coger el coche. Lo mismo puedes hacer con el resto de playas: Carabeo, Carabeillo, La Caletilla, La Torrecilla o el Playazo.
Nerja tiene 13 kilómetros de litoral, con lo que además de estas playas urbanas y bien conectadas, guarda otros arenales salvajes de acceso más complicado, pero francamente recomendables. Merece la pena coger un coche para llegar al parking de la playa de Maro, desde donde sale el autobús lanzadera que deja en sus inmediaciones (también se puede pasear: son 20 minutos). La actividad estrella en esta playa es el descenso en kayak por la cascada de Maro, una salto de agua chiquitito, pero con un encanto especial: solo es visible desde el Mediterráneo.
Cahorros del río Chillar
Los amantes de la aventura no puedes pasar 15 días en Nerja y no realizar la ruta de senderismo acuático en el río Chillar, que discurre por el parque natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, atravesando pozas, saltos de agua y cascadas. Prácticamente, el 90% del recorrido transcurre por el mismo cauce del río, aunque el nivel del agua jamás supera las rodillas. Eso sí: los locales recomiendan no reservar en fines de semana, cuando la afluencia de visitantes es mayor. Mejor procurar que haya la mínima cantidad de gente transitando el recorrido.
Uno de los momentos más emocionantes de esta ruta se produce cuando el cauce del río llega a los llamados "cahorros", una zona donde el Chillar se encajona entre imponentes paredones rocosos, creando una garganta de gran belleza. No se nos olvida contarte cómo puedes llegar al Chillar: puedes hacerlo caminando desde Nerja, pues está a solo unos 15 minutos del centro del pueblo. Hazte a la idea de una ruta de intensidad media: son siete horas para recorrer 16 kilómetros, aunque con calma y tiempo para bañarse en las pozas.

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