Es Saadi Resort, el lugar a donde volver
A las afueras del centro de la ciudad se levanta este exclusivo complejo turístico. Foto: Es Saadi

Es Saadi Resort, el lugar a donde volver

Desde hace tres generaciones, la familia Bauchet-Bouhlal gestiona con pasión este complejo de ensueño en la ‘ciudad roja’, donde el lujo francés se engarza con el refinamiento marroquí.

Virginia Lombraña | 25 Mar 2025

Visitar por primera vez Marrakech es algo así como contemplar el mundo con los ojos de un niño. Aquí el tiempo y el espacio se ordenan en un perfecto caos. Las calles, las plazas, especialmente Jemaa el F’na, los parques… son un hervidero de comerciantes, turistas, carromatos, motocicletas, coches y gatos que encuentran la manera de confluir en esta peculiar forma de convivencia, que es parte de su encanto y que, curiosamente, pronto haces tuya.

Después de un día de inmersión sientes la libertad de desenvolverte en un lugar donde las normas urbanísticas no han constreñido la autenticidad de lo local. Este bullicio con un punto decadente que resuena en los colores vibrantes, en los aromas, en las decoradas formas que acompañan casi cualquier edificio, con sus celosías, mosaicos, maderas repujadas… estimula los sentidos adormecidos de quienes venimos de Occidente.

Al atardecer, cuando desde las mezquitas se llama al rezo, sientes también que vas perdiendo energía en esta estimulante ciudad. Es en ese momento cuando el refugio escogido para el descanso cobra protagonismo.

Es Saadi Resort, máxima distinción

En lo que un día fueron las afueras de esta ciudad, en el refinado y cosmopolita distrito de Hivernage, se arraciman los hoteles de cinco estrellas. Al oeste de la medina, enclavado en un vergel, sobresale Es Saadi, por su amplitud y su privilegiada situación. Se trata de un resort de alto nivel que cuenta con tres opciones de alojamiento: un hotel de cinco estrellas, The Palace, 10 villas y 8 ksars (dúplex de 160 metros con el estilo bereber).

Estas diferentes opciones de alojamiento comparten una característica: la armonía con la que han sido diseñados y su integración en el espacio natural. Destaca sobremanera el espectacular jardín de tres hectáreas que se contempla desde las terrazas de las habitaciones de The Palace, protegidas por un arco ojival para preservar con su sombra el sol.

Las 90 suites de este palacio, de generoso tamaño (de 70 a 180 metros cuadrados) son un auténtico remanso de paz. Algunas despliegan unas vistas de postal a las montañas nevadas del Atlas y otras a las piscinas, palmeras centenarias, plataneros, olivos y las rosas pequeñas autóctonas que desprenden su deliciosa fragancia.

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El poder curativo del agua está muy presente en este resort de lujo. Foto: Es Saadi.

Otro de los pluses de Es Saadi son sus maravillosos espacios wellness. El Oriental Spa del hotel ofrece un viaje a Las mil y una noches (con un hammam marroquí y productos elaborados a partir de recursos locales, como esencia de rosas, azahar, aceite de argán…), mientras que el Spa Palace es un espacio holístico con una arquitectura suntuosa, donde el mármol, la luz y la naturaleza se integran para procurar el máximo bienestar.

Tratamientos Signature de expertos, retiros de yoga y el concepto único del viaje Oriental Thermae, una serie de baños de calor seco o húmedo que alternan calor y frío para relajar y desintoxicar el cuerpo, invitan al relax. A lo que se suman protocolos personalizados en el exclusivo Instituto Dior. Una experiencia de muy alto nivel que tiene el encanto de aunar tradición y vanguardia.

Y es que aquí se respira un lujo amable y refinado que eleva la experiencia del huésped y que se aprecia en cuanto pisas el lobby, con su cúpula de imponentes proporciones: 17 metros de altura y 12 de diámetro, una obra maestra de gebs (frescos en yeso esculpido).

Atención esmerada

Con todo, lo más llamativo es la hospitalidad que brindan y el extenso equipo con el que cuentan, señas identidad de la casa, lo que explica que más del 30% de sus visitantes sean recurrentes. Alexander –junto a su mujer, Caroline– ha sabido engrandecer un legado que comenzó su abuelo en 1966 con un casino, un teatro y un cinco estrellas adyacente. 

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El palacio alberga una de las colecciones de arte de África y del mundo árabe más valiosas. Foto: Es Saadi

The Palace es su gran creación, a la que ha dotado de alma, con un ambiente que es la simbiosis perfecta de la cultura tradicional y modernidad. Más allá de la excelente gastronomía de sus siete restaurantes –con productos de temporada cultivados en el huerto orgánico de la familia–, son los cuadros que decoran los pasillos e incluso un espacio propio.

La segunda planta de The Palace alberga Coupole Gallerie, una muestra permanente con obras que ha ido recopilando la hija del fundador y benefactora, Elisabeth Bauchet-Bouhlal. Se trata de una de las mayores colecciones de arte moderno y contemporáneo de África y del mundo árabe, de gran valor.

Y es que cada elemento contribuye a crear esa atmósfera de estilo y belleza que enseguida percibe el viajero y que explica por qué bautizaron a este lugar como Es Saadi (el bienaventurado). Es difícil sentirse más dichoso…