¿Merece la pena pagar por quedarte más tiempo en la habitación del hotel? Qué es el early check-in y el late check-out

Si le preguntas a cualquier persona que trabaje en un hotel, siempre te contestará lo mismo: hay dos tipos de personas, los que abandonan su habitación puntualmente a las 12:00 con la maleta lista y los que aprovechan hasta el último segundo, cerrando la puerta a regañadientes mientras el servicio de limpieza les lanza miradas de impaciencia. En un contexto donde los hoteles monetizan cada servicio adicional, el early check-in y el late check-out han dejado de ser una simple cortesía para convertirse en un producto más.

Si antes era habitual que te dejaran entrar antes sin coste o quedarte hasta después de la hora sin problema, ahora muchos hoteles han convertido este margen en una opción premium. Y lo cierto es que los viajeros se han acostumbrado a pagar por ello, sobre todo cuando visitas los hoteles más deseados.

Pero, ¿vale la pena hacerlo? La respuesta no es universal. Depende de la situación, del tipo de viaje y, sobre todo, de cuánto valor le des a unas horas extra en la habitación.

Early check-in y late check-out: cuándo merecen la pena

Cuando llegas tras un vuelo largo o nocturno

Pocas experiencias de viaje son tan agotadoras como un vuelo nocturno. Dormir mal en un avión en el que has decidido no hacer el upgrade a una clase superior, aterrizar temprano y descubrir que no puedes acceder a tu habitación hasta las 15:00 puede convertir la primera jornada en una prueba de resistencia. En estos casos, el early check-in no es un lujo, es una necesidad.

Imagina que llegas a Dubái a las 6 de la mañana tras un vuelo de 10 horas. Sin early check-in, las opciones son limitadas: deambular con cara de sueño por la ciudad, intentar matar el tiempo en el lobby o buscar desesperadamente una cafetería donde puedas al menos sentarte y cargar el móvil. En cambio, si puedes acceder a tu habitación al aterrizar, te duchas, te cambias y sales a disfrutar con energía renovada.

Este mismo principio se aplica en destinos donde el clima puede jugar en tu contra. Si llegas a Bangkok en plena temporada húmeda y tienes que esperar hasta la tarde para instalarte, perderás medio día sudando en la calle en lugar de descansar en tu habitación con aire acondicionado.

Cuando el late check-out encaja con tu vuelo

El problema de muchos viajes es la brecha entre la hora de salida del hotel y el vuelo de regreso. Si tu avión sale a las 22:00, pero tienes que dejar la habitación a mediodía, te enfrentas a una larga jornada deambulando y buscando un sitio donde hacer tiempo.

En destinos urbanos, esto puede resolverse con algo de planificación: puedes ir a un museo, reservar una comida larga en un buen restaurante o aprovechar para dar un último paseo. Pero en lugares de playa o resorts, donde la gracia está en aprovechar el hotel hasta el último momento, el late check-out es un auténtico salvavidas. En estos casos, pagar por unas horas extra puede transformar la experiencia. 

¿Cuándo es un gasto innecesario?

No siempre es imprescindible pagar por más tiempo en la habitación. Muchos hoteles de lujo ofrecen zonas de descanso, spas y lounges donde esperar cómodamente sin necesidad de pagar extra. Además, algunas cadenas tienen programas de fidelización que incluyen este beneficio sin coste adicional.

Otro factor clave es la flexibilidad del hotel. Si no está lleno, es probable que te ofrezcan early check-in o late check-out sin cobrar, especialmente si preguntas con cortesía. A veces es cuestión de negociar bien en recepción en lugar de aceptar la tarifa estándar sin discutirla.

Además, hay que considerar el precio. Algunos hoteles cobran cantidades absurdas por este servicio. En estos casos, puede ser más rentable reservar una noche adicional y garantizar total libertad de horarios.

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