Abadía Retuerta Le Domaine, la felicidad como destino

Hay lugares con historia, otros para los que se inventa una historia y solo unos pocos los que hacen historia.

Marta Orbe | 12 Dic 2023

Este es el caso de la célebre bodega Abadía Retuerta y su sarmiento hotelero LeDomaine… Mucho se ha dicho y escrito desde que, hace algo más de una década, esta hospedería del siglo XII reabriera sus puertas convertida en epítome del lujo del siglo XXI.

Cuestión de fe (talento y visión)

Un hotel boutique de tan sólo treinta habitaciones que ha logrado convertirse, por obra del santo talento, en uno de esos valiosísimos ejemplos de alojamiento que hace destino. Y, parafraseando al maestro Machado, destino se hace al andar; algo que no han dejado de hacer en esta propiedad única. Paso a paso y, a veces en pas de deux, el equipo de bodega y hotel han escrito nuevos capítulos en una historia que comenzó allá por 1146, con la construcción de una abadía de la orden Premostratense. 150 años transcurrieron hasta ver completada la obra que soñó el devoto Conde Sancho Ansúrez. En ese tiempo dejaron su poso en esta maravilla de la planicie vallisoletana el románico, el gótico, el herreriano y hasta el barroco… Ejemplo sublime de una fe imperturbable. Y algo de esa fe debió conmover (e iluminar) al entonces CEO de Novartis, cuando hace treinta años visitó la zona para ver con sus propios ojos aquella insólita propiedad del porfolio de la compañía. A su visionaria decisión de afrontar una costosísima restauración, tan lejos de su Suiza natal como de su core business, le debemos el privilegio de disfrutar hoy de esta joya nacional.

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Vid eres y en vid te convertirás

Los viñedos omnipresentes abrazan con su verdor de hoja nueva los centenarios muros calizos tras los que te espera en calma claroscura LeDomaine. De norte a sur y de este a oeste, siguiendo la inclinación más propicia, una legión de vides alineadas en perfecto estado de revista custodia este especial terruño en el que El Duero se retuerce, desde tiempos inmemoriales, dando el nombre original a la propiedad: Rívola Torta. Una rivera tortuosa que curiosamente elude sus 187 hectáreas de viñedos dejándolos fuera de su denominación de origen. Cincuenta y cuatro pagos que alumbran bajo la atenta mirada del enólogo Ángel Anocíbar una exquisita producción de medio millón de botellas. Ejemplo rotundo de una apuesta por la excelencia como respuesta sostenible en la que el credo “menos es más (y mejor)” articula una estratégica propuesta de valor. Propuesta que vertebra todas las áreas de bodega y hotel y que, de no ser cierta hasta las últimas consecuencias, quedaría al descubierto entre la rotunda desnudez de los muros de esta hospedería que hoy aloja a los huéspedes más exigentes del mundo.

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La sabia que recorre al equipo de la bodega impulsa nuevos brotes cada año. Atención a sus vinos históricos porque darán mucho que hablar. Pruebas, ajustes e innovaciones se suceden en pos de ese escurridizo santo grial que es lograr el vino perfecto. Un voto que se renueva año tras año y en el que el cambio climático no da tregua ni margen. Para muestra un botón: en dos décadas uno de sus pagos aumentó dos grados su volumen de alcohol, pasando de una graduación de 13º a 15º.

Gastronomía, alquimia de soles y estrellas

Otro de los más sólidos pilares de la propuesta global de Abadía Retuerta LeDomaine es su oferta gastronómica. Al frente de Refectorio, Marc Segarra y su equipo trabajan incansablemente, como un solo par de manos bien orquestado, para mantener y aumentar el reconocimiento internacional, más allá de su primera estrella Michelin. Eso sí, con una propuesta radicalmente honesta y respetuosa con el producto local que elevan con una creatividad expansiva e incluyente, en colaboración con artesanos de proximidad.

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Una simbiosis en la que participan alfareros, herreros, ebanistas y otros gremios para generar una experiencia memorable bajo el mismo techo en el que siglos atrás comían los canónigos de la orden. Y como colofón: el maridaje perfecto que propone el sumiller Agustí Peris, quien con la soltura de orador TED despliega, en cuestión de segundos, un conocimiento inabarcable de enología comprensible. Pero como no solo de la cocina más elaborada vive el hombre, otros dos restaurantes ofrecen bajo la dirección de Manuel Gómez y Ramón García, a los fogones, propuestas tan diferentes como deliciosas. Vinoteca, una taberna castellana revisitada y el reciente ganador de un Solete de la Guía Repsol: Calicata Terroir Bar; en la bodega, con platos pensados para picar tras las catas.

Bienestar sagrado

La zona wellness, intencionadamente bautizada como Santuario, hace litúrgicamente honor a su nombre. Llama poderosamente la atención cómo se traducen aquí los códigos de la mística de la abadía, ayudándose por la inspiración zen con sus líneas depuradas y economía de materiales. El arquitecto Marco Serra consiguió vertebrar en este espacio subterráneo una experiencia emocional similar a la que hace siglos se creó para meditar intramuros. Los caminos de la trascendencia son insondables.

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Excavado a ocho metros bajo tierra, para preservar tanto la armonía arquitectónica del conjunto como uno de los pagos próximos a la abadía, Santuario es un espacio de sacra geometría. Enormes ventanales abren vistas inesperadas a patios interiores que amplifican, por su orden formal, la sensación de calma que allí se respira. Sin apenas decoración, los muebles-obras de arte de la artista Mira Nakashima son toda una declaración de intenciones.

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Creados con madera de árboles centenarios emanan una esencialidad que invita al sosiego mientras una fuente aérea acerca el rumor del agua que fluye ciento veinte metros más abajo. Al otro lado, la gran piscina luce prístina bajo una techumbre de madera que recuerda las barricas de roble de la bodega y de la que cuelga una constelación de cristalinas luminarias. Entre ellas, un lucernario central conecta subsuelo y cielo, creando un canal de conexión energética que aporta al lugar una sensación etérea y atemporal.

La experiencia holística se completa con una rica zona de aguas y tratamientos donde los gongs y hasta el diapasón entran en juego para reajustar tu vibración interior. Algunas de las más sofisticadas propuestas del equipo de bienestar que comenzaron hace años con la original propuesta Spa Somelier hoy transitan hacia un nuevo concepto que aúna nutrición, terapias alternativas y detox, como el tratamiento diseñado junto a La Prairie y que sólo podrás encontrar aquí.

Cuerpo, mente y alma, se cuidan con esmero en este lugar de cuyo nombre uno siempre quiere acordarse gracias a que todos y cada uno de los miembros del equipo entiende la hospitalidad como la gestión de la felicidad de quien les visita.