Estos son los mejores restaurantes de Valencia para comer un buen arroz durante las Fallas
Las Fallas son mucho más que fuego, petardos y calles abarrotadas. También son buñuelos, chocolate y litros de horchata. Pero si vienes a Valencia en marzo y te vas sin probar un buen arroz, algo has hecho mal. Aquí tienes cinco restaurantes donde los valencianos se sientan a la mesa sin miedo a que les vendan un arroz con cosas.
Durante las Fallas, visitar Valencia se convierte en una experiencia única, en un caos delicioso. Es la única época del año en la que ver a alguien comiendo un buñuelo de calabaza a las nueve de la mañana mientras retumban 120 kilos de pólvora en la Plaza del Ayuntamiento no sorprende a nadie. La ciudad recibe a más de un millón de visitantes en apenas unos días, se cortan más de 200 calles y la agenda diaria incluye mascletàs ensordecedoras, desfiles de falleros y monumentos de cartón piedra que acaban reducidos a cenizas.
En medio de esta vorágine festiva, el arroz es un refugio para los valencianos y la prueba de fuego para los visitantes. Para los locales, sentarse a la mesa con un buen arroz es una pausa sagrada en el ritmo frenético de las Fallas. Para los turistas, en cambio, puede ser una experiencia arriesgada si no saben dónde meterse. Porque sí, la paella es valenciana, pero el arroz es casi una religión con normas muy estrictas: no se le echa chorizo ni guisantes, no se remueve con cuchara y, por supuesto, no se pide para una sola persona.
Los datos no mienten: en la Comunidad Valenciana se cocinan más de 200 tipos de arroces diferentes, desde la clásica paella hasta el arroz al horno, pasando por los melosos y los caldosos con mariscos, caza o verduras de la huerta. Pero un error de principiante puede llevarte a pagar 20 euros por un arroz insulso con colorante y gambas congeladas.
Por suerte, hay templos gastronómicos dignos de un restaurante con estrella Michelin donde puedes sentarte sin miedo y disfrutar de un buen arroz en plena vorágine fallera.
Casa Carmela: la auténtica paella a leña
Carrer d’Isabel de Villena, 155
Casa Carmela es un clásico. No un clásico de postureo, sino de los que llevan más de 100 años clavando la paella cocinada a leña, como manda la tradición. Aquí no hay paellas individuales ni atajos: el arroz se hace en fuego de leña de naranjo, con conejo, pollo y judía verde. Si buscas autenticidad, este es tu sitio. Consejo de local: reserva con tiempo.
Bon Aire: con vistas a la Albufera
Carrer de Cabdet, 41, El Palmar
Para una experiencia más allá de la ciudad, Bon Aire en El Palmar es una apuesta segura. Ganó el premio a la mejor paella del mundo en 2018, y no por casualidad. Este restaurante familiar, a orillas de la Albufera, domina el arroz seco, meloso y caldoso con una maestría que pocos pueden igualar. La paella de anguila y pato es la especialidad de la casa y, si nunca la has probado, este es el sitio para hacerlo.
Pelayo Gastro Trinquet: el toque moderno sin perder la esencia
Carrer de Pelai, 6
Si buscas una versión más moderna, pero respetuosa con la tradición, Pelayo Gastro Trinquet es la jugada maestra. En pleno centro, junto al histórico trinquet Pelayo (el templo de la pilota valenciana), sirven arroces impecables con un punto más creativo. Su arroz del senyoret con carabinero o el meloso de rabo de toro y setas son opciones infalibles. Además, el local es bonito y el servicio, rápido. Ideal si quieres comer bien sin alejarte del meollo fallero.
La Pepica: entre los restaurantes de Valencia con historia
Paseo de Neptuno, 6
Si quieres comer un buen arroz con vistas al mar y un poco de historia, La Pepica es la elección obvia. Abierto desde 1898, este restaurante del paseo marítimo ha visto pasar desde Hemingway hasta los Reyes de España. La estrella aquí es el arroz a banda, pero también clavan la paella del senyoret (con el marisco pelado, para los que no quieren pringarse). Es turístico, sí, pero de los que siguen siendo fiables.
Barraca Toni Montoliu: la experiencia valenciana completa
Carretera de Montcada a Náquera, km 4,5
Barraca Toni Montoliu no es solo un restaurante: es un viaje a la esencia de la huerta valenciana. Aquí no hay menús cerrados ni prisas, sino tradición en estado puro. Toni cocina la paella a leña, como se ha hecho toda la vida, con ingredientes de la huerta que rodea la barraca. Todo el mundo come a la vez cuando Toni hace sonar la campana, y la experiencia incluye paseos entre los campos y una dosis de historia local que convierte la comida en algo más que una simple comida. Es el sitio perfecto si quieres vivir la auténtica cultura del arroz, lejos del bullicio de la ciudad.
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