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Llenos de arte e historia, los castillos de Toledo destacan por su monumentalidad, su belleza y su espectacular estado de conservación.
Los castillos medievales tienen algo especial, un aura de misterio y grandeza que hace que, quienes los miran desde abajo, entreabran la boca y suspiren al soñar con los tiempos que no llegaron a conocer. En el exterior, muros de piedra, altas almenas, ventanas pequeñas e inmensas puertas. En el interior, cientos de historias esperando ser contadas. Algunos de ellos se han adaptado a los tiempos modernos y, llenos de comodidades, te permiten dormir como un rey. Otros, como los castillos de Toledo, permanecen anclados en el tiempo, negándose a desprenderse de la grandeza de los días pasados.
Doce castillos en doce meses
Si bien Jaén tiene el privilegio de ser la provincia española con más castillos, Toledo cuenta con un número considerable de fortalezas: setenta. Con el fin de dar a conocer la riqueza monumental de la región, la Oficina de Turismo de la Diputación de Toledo ha puesto en marcha la iniciativa 12 meses, 12 castillos, 12 experiencias únicas.
Las actividades, completamente gratuitas, sumirán a los visitantes en un recorrido teatralizado que los llevará atrás en el tiempo. Rodeados de larguísimas murallas, al cobijo de los altos techos y bajo la tenue luz de las antorchas, aquellos que consigan plaza en las actividades podrán conocer no solo el estado actual de las construcciones, sino también un pasado que, sin duda, dejó huella en la localidad.
La experiencia no solo busca destacar el valor de los fuertes que marcaron la historia de la provincia, sino que además tiene el objetivo de resaltar la calidad de los productos de la tierra. Por este motivo, al final de las visitas se realizarán catas de productos locales, como vinos y aceites de oliva virgen extra.
Los castillos de Toledo que puedes visitar en 2025
Las visitas comenzaron el 1 de febrero en el castillo de Orgaz, que fue construido a mediados del siglo XIV. Se trata de una construcción de planta rectangular, con un patio de armas en el centro y muros de mampostería. Se le conoce popularmente como el castillo sin torres y se cree que su origen está en una fortaleza anterior, de estilo árabe.
La siguiente parada de la ruta por los castillos de Toledo es el castillo de Manzaneque, construido por Doña María de Orozco y Don Lorenzo Suárez en la localidad del mismo nombre, a finales del siglo XIV. La estrecha construcción se alza, esbelta, en el centro del pueblo, como un coloso dispuesto a proteger la integridad de los vecinos. Sin embargo, hace tiempo que la construcción perdió sus labores defensivas y hoy día alberga en su interior el Ayuntamiento.
Uno de los fuertes con más historia es el castillo de la Mora, o castillo de Peñas negras, encaramado al terreno irregular desde el siglo X. Construido en época de la taifa toledana, fue centro de las luchas entre cristianos y musulmanes hasta que, tras la conquista cristiana, fue cedido a los monjes de la Orden de Santiago.
Quizás el castillo más curioso sea el de Guadamur: un icono de la arquitectura renacentista italiana por el que pasaron personajes como el emperador Carlos V o Juana la Loca. Destaca, además de por su perfecto estado de conservación, por su altísima torre del homenaje y por el foso que rodea la fortaleza.
La ruta continuará por el Castillo de Peñaflor, donde residió Garcilaso de la Vega; el de San Servando, que tuvo funciones religiosas en sus orígenes; el de la Muela, en el municipio de Consuegra; el de San Martín de Montalbán, cuyas excelentes barreras naturales hicieron que jamás fuera atacado; el de Escalona, de estilo gótico; el de Polán, parcialmente en ruinas; el de Oropesa, que es además un palacio renacentista, y el Castillo de Almonacid de Toledo.
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