
Los pasadizos secretos de Lyon: la ciudad francesa que has descubierto en Los años nuevos, la serie que arrasa en Movistar Plus+
Entre las calles de Lyon se esconde una red de pasajes que desvela siglos de historia. Los traboules, ahora en boca de todos gracias a 'Los años nuevos', conectan pasado, misterio y cultura. Hay más de 50 abiertos al público.
Si en París durante un fin de semana todo parece diseñado para la foto perfecta, en Lyon las mejores historias están ocultas entre sus muros de historia. La ciudad no solo es conocida por sus dos ríos y una gastronomía que envidia el resto del mundo; también es una de las ciudades Patrimonio de la Humanidad del sur de Francia, que oculta un secreto a voces: los traboules. Estos pasadizos, que conectan patios, callejones y edificios históricos, han fascinado a locales y turistas durante décadas. Y ahora, gracias a Los años nuevos, la serie de Sorogoyen que arrasa en Movistar Plus+, los traboules son oficialmente un tema de conversación más allá de la frontera.
En la ficción, la protagonista se pierde por Lyon mientras lidia con clientas francesas de carácter ácido amantes de la cocina española. En la realidad, tú podrías ser el próximo en explorar este laberinto urbano que mezcla arquitectura renacentista, anécdotas con la seda como protagonista y, por supuesto, mucha resistencia histórica. Pero cuidado: no es tan difícil perderse en sus enrevesados caminos una vez entras.

La historia de los traboules de Lyon
Los traboules nacieron de la necesidad. En el Lyon del siglo IV, los habitantes crearon pasajes para transportar agua desde el río Saona sin necesidad de cruzar calles principales. Más tarde, en el siglo XIX, se convirtieron en los accesos secretos ideales para los canuts, los trabajadores de la seda que llevaban sus tejidos de un taller a otro en el barrio de Croix-Rousse, el corazón industrial de la ciudad.
Pero no todo fueron días de telares. Durante la Segunda Guerra Mundial, los traboules se transformaron en refugios y rutas de escape para los miembros de la Resistencia francesa. Es fácil imaginar a los combatientes susurrando en estos pasillos húmedos, elaborando planes mientras el eco de sus pasos resonaba como una melodía esperanzadora.
Hoy en día, alrededor de 50 traboules están abiertos al público, mientras que otros siguen siendo secretos bien guardados por los residentes. Un recorrido típico podría comenzar en el Vieux Lyon, donde encontrarás algunos de los pasajes más antiguos, y continuar hasta Croix-Rousse, donde los caminos secretos serpentean entre edificios color ocre y estrechos patios comunitarios.

Cómo descubrir los traboules sin parecer un turista despistado
Si quieres descubrir los traboules de esta curiosa ciudad medieval llena de secretos, hay unos cuantos trucos que te pueden ayudar a conseguirlo:
Estos son los traboules que no te puedes perder
Aunque explorar los traboules implica dejarse llevar por la curiosidad, hay algunos que destacan. Si quieres asegurarte de visitar los imprescindibles, toma nota.
En primer lugar, acércate a la Cour des Voraces, en el número 9 de Place Colbert. Este es, sin duda, uno de los pasadizos más icónicos de Lyon. Su monumental escalera de seis pisos es un símbolo del pasado industrial de Croix-Rousse y un homenaje a los canuts, los trabajadores de la seda. Es también uno de los pocos traboules con acceso directo desde una plaza.
Otro muy famoso es el traboule du 54 Rue Saint-Jean al 27 Rue du Bœuf, ubicado en el Vieux Lyon. Este pasaje conecta dos de las calles más emblemáticas del casco antiguo y su diseño renacentista y sus patios interiores lo convierten en una parada obligatoria para quienes buscan una experiencia auténtica. Tampoco te pierdas el pasadizo de la Tour Rose (22, Rue du Bœuf), conocido por su llamativa torre rosa. Además, alberga un patio renacentista que, pese haber sido parcialmente transformado en un espacio comercial, conserva su esencia histórica.
Por último, pásate por el traboule Longue (6, Rue des Trois-Maries), que destaca por ser verdaderamente largo, como su nombre indica. Este pasaje, aunque menos conocido, conecta varios edificios con un intrincado sistema de escaleras que merece la pena ver.
Estos rincones nos recuerdan que, si algo ha demostrado 'Los años nuevos', es que Lyon es mucho más que una ciudad de paso entre París y Marsella. Con su arquitectura medieval, su atmósfera algo melancólica y ese aire de autenticidad que tantas ciudades han perdido, no es de extrañar que Sorogoyen haya elegido este enclave para su guion.

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