Ni Cuenca ni Ronda, este es el pueblo medieval con casas colgantes más visitado de Europa
El pueblo más espectacular de Francia está suspendido en lo alto. Foto: Le Sixieme Reve

Ni Cuenca ni Ronda, este es el pueblo medieval con casas colgantes más visitado de Europa

Suspendido entre cielo y tierra, este pequeño pueblo del suroeste de Francia desafía tanto el tiempo como la gravedad. Al llegar a Rocamadour, la primera impresión es asombrosa: una sucesión de edificios parecen colgar de las rocas, como si un gigante los hubiera esculpido directamente en el acantilado.

Aleks Gallardo | Octubre 11, 2024

En una época donde los destinos parecen cada vez más replicables y predecibles, Francia alberga algunas excepciones en forma de pueblos únicos. Si ya hemos hablado del pueblo favorito de los franceses y de la joya medieval en el sur del país, hoy es el turno de Rocamadour. Este lugar es un testimonio vivo de la interacción entre lo humano y lo divino.

Desde el siglo XII, los peregrinos han llegado hasta aquí atraídos por las leyendas de milagros y las promesas de redención, haciendo de este pueblo uno de los santuarios más venerados en Europa. No es de extrañar que figuras ilustres como la reina de Inglaterra o Luis IX recorriesen sus calles en busca de esa conexión mística que parece estar impregnada en cada piedra.

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Rocamadour se alza en una vertiginosa pared de roca caliza. Foto: Pascal Bernardon.

Casas colgantes que suponen un reto a las leyes de la física

Desde el momento en que pones un pie en Rocamadour, te enfrentas a un desafío geográfico único. El pueblo se alza en una vertiginosa pared de roca caliza, como una obra de ingeniería imposible. A medida que avanzas por sus estrechas calles empedradas, rodeado de edificios medievales, es difícil no preguntarse cómo es posible que todo se mantenga en pie. El espectáculo arquitectónico no termina ahí: conforme subes hacia la cima, descubres que cada nivel de Rocamadour está dedicado a un propósito diferente, desde viviendas y comercios hasta santuarios religiosos, todo en  delicado equilibrio.

El punto álgido de la visita es el santuario de la Virgen Negra, una pequeña estatua venerada durante siglos por sus supuestos poderes milagrosos. Ubicada en la capilla de Notre-Dame, la Virgen atrae a devotos de todo el mundo, pero también a curiosos deseosos de descubrir el misterio que rodea este icono religioso. La capilla se encuentra encajada en la roca, como si la montaña misma la estuviera protegiendo.

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El santuario de la Virgen Negra se encuentra en la capilla de Notre Dame. Foto: Julien Di Majo.

El camino de la fe: un ascenso espiritual y físico

Si Rocamadour destaca por algo, es por la experiencia de ascender a través de sus niveles. No solo es un reto físico subir sus Escaleras Grandes —216 escalones de pura historia—, sino que también es un viaje interior. Los peregrinos del pasado subían de rodillas en un acto de devoción extrema. Hoy, aunque puedes tomar un ritmo más relajado, el sentimiento de trascendencia sigue vivo. Desde la base del pueblo hasta la cima, donde se encuentra el espectacular castillo y sus murallas, cada paso parece acercarte a una época diferente. En las alturas, las preciosas vistas del valle del Alzou son un premio final a tu esfuerzo.

Las capillas, criptas y la basílica de Saint-Sauveur, todas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son paradas obligadas para entender la dimensión espiritual e histórica del lugar. La cripta de Saint-Amadour, que contiene las reliquias del ermitaño que dio nombre al pueblo, es uno de los puntos más conmovedores del recorrido.

Gastronomía y naturaleza: más allá de lo místico

Aunque Rocamadour es conocido principalmente por su historia y espiritualidad, no debes dejar de lado su oferta gastronómica y sus espectaculares alrededores. La región del Lot es famosa por sus productos locales, en especial su queso de cabra AOP Rocamadour, que puedes probar fresco en las tiendas del pueblo o en los restaurantes cercanos. Su sabor suave, casi mantecoso, es un reflejo perfecto del terroir donde se produce.

Para quienes buscan una experiencia culinaria elevada, Le Belvédère, situado a las afueras del pueblo, es el lugar perfecto para descubrir una cocina francesa moderna, realzada por las vistas impresionantes del valle. 

Si lo que deseas pasar tus días en un alojamiento de lujo, el Hotel Le Pont de l'Ouysse es una excelente opción. Situado a orillas del río Dordogne, este hotel boutique ofrece un ambiente de tranquilidad y elegancia, con habitaciones que combinan confort moderno con el encanto rural. Además, su restaurante con estrella Michelin es un imprescindible.

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Los más atrevidos se aventuran a un viaje en globo para ver el espectacular entorno que rodea Rocamadour? Foto: Free Nomad.

Rocamadour, un destino para viajeros modernos

Aunque Rocamadour puede parecer detenido en el tiempo, su entorno es un paraíso para los amantes de la naturaleza y la aventura. Desde rutas de senderismo hasta paseos en globo aerostático, hay mucho por descubrir en esta parte de Francia. La región de los Causses du Quercy, con sus colinas onduladas y sus ríos, es perfecta para explorar a pie o en bicicleta. También puedes visitar las Cuevas de Merveilles, famosas por sus pinturas rupestres prehistóricas, testimonio del paso de las civilizaciones que allí vivieron.

Si buscas una experiencia única y más allá del turismo convencional, un sobrevuelo en globo aerostático sobre Rocamadour es inigualable. La vista desde el aire, con el pueblo suspendido sobre el acantilado y el verde del valle a tus pies, te dejará sin aliento.

TURIUM TIPS

Alojarse en el Hotel Le Pont de l'Ouysse: a pocos kilómetros de Rocamadour encontrarás este hotel de lujo, donde podrás comer en el restaurante de un chef Michelin.
Cenar en Le Belvédère: este espectacular restaurante ofrece gastronomía francesa de alto nivel con vistas espectaculares al valle del Alzou.
Visitar las Cuevas de Merveilles te permitirá realizar un viaje al pasado prehistórico, con impresionantes pinturas rupestres.
Subir las Escaleras Grandes: los 216 escalones ofrecen una experiencia histórica y espiritual única que llena a todo aquel que las recorre de paz.